Hoy continuamos aprendiendo sobre el ratio de nuestra respiración. Ampliando lo que vimos en el episodio anterior, pasamos a practicar Vishama – Vritti Pranayama.
Pero no te asustes por el nombre, ya que no es más que una forma de decir que la inhalación es diferente a la exhalación. Fácil, ¿no?
Pese a su sencillez, esta técnica nos ofrece infinitas posibilidades para transformar y elevar nuestra energía. Te cuento todos los detalles en este episodio, junto con una meditación para alcanzar el equilibrio espiritual, mental y físico. No te lo querrás perder.
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Contenido
- Variaciones de la respiración.
- El ratio.
- Dos tipos diferentes.
- Aplicaciones prácticas.
- Vishama – Vritti Pranayama.
- Práctica paso a paso.
Transcripción
Antes de adentrarnos en profundidad en el tema de hoy te recuerdo que este episodio es continuación del episodio anterior, y aunque no es imprescindible que lo escuches antes, sí es recomendable.
En él hablábamos del ratio, de la proporción entre la duración de la inhalación y la de la exhalación. Recuerda que aquí únicamente contamos el tiempo, los segundos, y no influye la cantidad o volumen de aire que se mueve.
Esta es una cualidad de nuestra respiración que siempre podemos observar, ya que forma parte de ella. Pero lo bueno es que además la podemos modificar para lograr un efecto concreto en nuestra energía.
Es el valor de trabajar de forma consciente con nuestra respiración, así podemos reconocer y emplear todo su potencial. Ya que no tienes porqué conformarte con una respiración pobre, o con quedarte en un estado negativo. Recuerda que siempre existe la posibilidad de cambiar y de sanar. Pero tienes que hacerlo, no es algo que vaya a venir de fuera. Hay que dar el paso, y la forma más sencilla es hacerlo a través de la respiración.
Cuando mantenemos nuestra respiración automática, sin dirigirla ni prestarle atención, ésta tiende a hacerse en un ratio de 1/1, es decir, coges aire durante el mismo tiempo que sueltas.
Pero hoy vamos a salir de este hábito, para conocer un caso diferente: cuando la inhalación tiene una duración menor o mayor que la exhalación.
A lo mejor así dicho suena muy obvio, parece algo básico, ¿verdad? Pero lo cierto es que si tratamos de ir hacia atrás y dejamos todo lo que asumimos y damos por hecho, si nos permitimos descubrir de nuevo nuestra respiración, podemos realmente maravillarnos con ella.
Y es que no me canso de decirte que es una herramienta fantástica a tu disposición. No sólo nos permite hacer el intercambio de gases que nos mantiene vivos, cogiendo aire con la inhalación y exhalando después, sino que además nos permite hacerlo de formas muy diferentes. Y no sólo se produce de forma natural junto a cualquier otro proceso sin que nos cueste esfuerzo, además podemos dirigirlo nosotros como queramos.
Y esto último es la clave. Puedes verlo como las marchas del coche, a través de tu respiración puedes adaptar tu estado a los requerimientos del momento, puedes adaptarte a las situaciones y emplear tu energía de forma mucho más sabia y efectiva.
Piensa la cantidad de problemas que podríamos ahorrarnos si fuésemos capaces de controlar “las marchas” de nuestro organismo.
El problema es que nadie nos ha enseñado a hacerlo, no hay una autoescuela para el cuerpo humano, y es como si nos hubiesen metido en un coche para circular sin habernos dado ninguna lección antes. Así nos pasa, que no podemos arrancar cuando lo necesitamos, vamos a tirones y nos chocamos una y otra vez.
¿Pero imaginas alcanzar una conducción suave y fluida? ¿De esas en las que ya no necesitas prestar atención a los pedales y las marchas y puedes disfrutar del viaje? Pues eso es lo que puedes alcanzar gracias a tu respiración, ya que en ella tienes gran parte del manual de cómo funcionar correctamente como ser humano.
De hecho, a medida que vas trabajando con tu respiración para equilibrar tu energía, no sólo aprendes a conducir, sino que te conviertes en un coche automático, y ya todo sucede de forma correcta sin que tú tengas que hacer nada.
Pero bueno, de momento tenemos todavía que trabajarnos a nosotros mismos, conocer con qué herramientas contamos, e integrarlas en nuestro día a día.
En el episodio anterior aprendíamos a regular la duración de nuestra respiración, lo que se conoce como Vritti Pranayama. Y veíamos que hay dos tipos, Sama y Vishama.
Sama-Vritti Pranayama, que vimos en el episodio 20, mantiene una fluctuación igual, ya que la inhalación es igual a la exhalación.
Hoy vamos a ver con más profundidad el segundo, Vishama-Vritti Pranayama, en el que trabajamos con una fluctuación o ratio desigual.
Vimos también que esto podemos realizarlo sin darnos ni siquiera cuenta, y es que no es más que un mecanismo del cuerpo para autoregularse y equilibrar la energía. Así cuando nos enfrentamos a un reto o situación importante solemos tomar antes de empezar una inhalación profunda, y cuando queremos liberar tensión exhalamos fuertemente.
Esto es lo que se conoce como ratio desigual, o Vishama Vritti Pranayama, pero significa más que la inhalación y la exhalación son diferentes.
Y esto hace que se modifique la cantidad de energía que tenemos disponible para ser usada. Además se afecta de forma directa al sistema nervioso autónomo.
Si damos más tiempo y énfasis a la inhalación que a la exhalación, hacemos que el sistema nervioso simpático, el que nos activa, aumente los latidos del corazón y la presión sanguínea.
Si, al contrario, enfatizamos la exhalación sobre la inhalación, es el sistema nervioso parasimpático el que entra en acción, haciendo que se relajen los latidos, la circulación sanguínea, los nervios y el aparato digestivo.
Puedes imaginar que juntos, los sistemas nerviosos simpático y parasimpático, son como el freno y acelerador del coche. Por lo que a través de tu respiración siempre puedes encontrar la fórmula que necesitas para activar y aligerar, o relajar y ralentizar.
Gracias a esto además puedes:
- Intervenir y modificar tu temperatura corporal, calentando o enfriando.
- Nutrir todos los órganos y tejidos de tu organismo.
- Modificar tus patrones de sueño, para ayudarte a disfrutar del descanso.
- Calmar tu flujo de pensamientos.
- Ayudar a equilibrarte en cambios de zonas horarias o rutinas.
- Mejorar la circulación sanguínea.
- Fortalecer el sistema inmunológico.
- Prevenir infecciones.
- Mejorar la respuesta ante el estrés.
Vamos así a practicarlo para que puedas sentirlo y te vas a preparar para ello sentado en una postura que te sea cómoda, pero que puedas mantener de forma concentrada, con la espalda recta y los ojos cerrados.
Tómate unos instantes para relajar aquí tu respiración, de forma que quedas concentrado en ella, siguiendo su ritmo.
Y tras una exhalación vas a comenzar haciendo Sama Vritti Pranayama, es decir, vas a contar el tiempo que dura la inhalación, y vas a hacer que la exhalación se iguale a ella.
Observa antes de avanzar cómo te hace sentir este cambio en tu respiración. Cómo responde tu cuerpo, si hay alguna resistencia o tensión, y si percibes algún cambio sutil en tu concentración, pensamientos o energía.
Ahora poco a poco, vas a alargar la inhalación, para que dure más que la exhalación. Hazlo en una proporción cómoda para ti, de hecho es interesante que pruebes con distintos tiempos y compruebes el efecto.
Esto es simplemente un ejercicio de toma de contacto, así que sientete libre de jugar con tu respiración.
Comprueba así las sensaciones en tu energía, si te sientes más alerta, más activo, si se genera calor,… Recuerda que cualquier cosa que percibas está bien, no buscamos nada en concreto.
Hoy no vamos a mantenerlo demasiado tiempo, por lo que a lo mejor las sensaciones no llegan a ser tan intensas, pero ya sabes que puedes volver a ello siempre que quieras.
Ahora relaja la respiración volviendo a hacerla de forma natural, para revertir el proceso, esta vez dando más tiempo e intención a la exhalación.
Comienza así a soltar el aire lenta y profundamente y vuelve a adentrarte en tus percepciones internas. Comprueba las diferencias con el trabajo anterior.
Relaja de nuevo tu respiración, ya para finalizar este ejercicio vuelve a tu flujo normal.
Así de sencilla es esta técnica, así que ahora que la conoces puedes aprovecharla siempre que quieras. Sólo recuerda, acentuando el tiempo de inhalación activas y calientas, con la exhalación relajas y enfrías.
Ahora vamos a pasar a la meditación de hoy. En ella no trabajamos de forma específica esta técnica, pero nos ayuda a equilibrar todos los aspectos de nuestro Ser, que es algo que todos necesitamos en este momento.
Meditación para el equilibrio espiritual, mental y físico
- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado en postura Fácil, Sukhasana. Las manos están a la altura del corazón, con los antebrazos en paralelo al suelo. Separa todos los dedos y presiona la primera falange de cada uno, una mano contra la otra. Los dedos índices quedan apuntando hacia arriba y los pulgares hacia el pecho. Mantén máxima presión en los dedos, sin que se toque su base.
- Ojos: enfocados en la punta de la nariz.
- Inhala lenta y profundamente por la nariz, exhala en 8 golpes a través de la boca.
- Tiempo: 3 minutos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén brevemente el aire dentro y exhala.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.